Este último verano, en compañía de buenos amigos, pasamos parte de mis vacaciones en un viaje por Francia, Bélgica y Holanda. A las facciones gallega (mi mujer Tere, y yo) y asturiana (Susana y Adriano Cadrecha), se unieron Patricia y Christophe Corset, de Brioux sur Bouttonne, un pequeño pueblo francés de la región de Deux Sevres, en una especie de G-3. Nos reímos mucho cuando al final de la “tournée”, éramos ya, de facto y por efectos de la globalización, todo un G-8 colombófilo.

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